martes, 26 de junio de 2012

Sobre la movilización moyanista y la coyuntura latinoamericana



A Moyano lo han abrazado, al enfrentarse a Cristina, los mismos que desde hace años vienen construyendo sobre su rictus algo parecido a un monstruo; sobre él, la oligarquía y el medio pelo pudieron proyectar todo lo que consideraban negativo, su temor al pueblo, a los trabajadores. Era lógico que así fuera: Moyano es morocho, peronista, había tenido un pasado medianamente combativo y apoyaba al gobierno que más hizo por los trabajadores y el pueblo argentino desde, por lo menos, los años de Perón.
Ahora se ha convertido en la nueva esperanza blanca del establishment: el domingo 17 de junio dispusieron para él un cómodo lugar en TN, lo maquillaron, lo mimaron y le dieron el espacio para que lance el paro-bloqueo.
Una vez que el paro y la movilización fueron lanzados desde ese estudio de la empresa que no reconoce a sus delegados gremiales, Moyano recibió palabras de apoyo y aliento del compañero Néstor Pitrola, la nacional y popular Mesa de enlace y la luchadora por los derechos de los genocidas, Cecilia Pando, entre otros ilustres personajes de nuestra patria.
El reclamo sobre el que fue montada la operación moyanista (la suba del mínimo no imponible y la supresión del tope a las asignaciones familiares) es legítimo y, también, por qué no decirlo, justo. Nadie del campo Nacional y Popular podría estar en desacuerdo, si se tratara de un reclamo sincero. Pero no es difícil percibir que se busca otra cosa. Se puede olfatear que es una jugada política montada sobre un reclamo justo, viendo que las cosas no corren sobre los carriles normales de la negociación sindical.
El contexto en el que Moyano ratifica el paro y la movilización a Plaza de Mayo, no es un dato menor. Pensemos en la coyuntura: hace unos días, luego de un confuso episodio en una toma de tierras en que murieron 17 personas en Curuguaty, fue destituido Fernando Lugo, Presidente de Paraguay, a través de un golpe parlamentario. Esta movida destituyente ya la conocía la embajada- o sea, la CIA- desde 2009. Pareciera que se buscó- y, lo que es terrible, se consiguió- atacar al eslabón más débil de la Unión Latinoamericana.
Por otro lado, hace cinco días que Evo Morales viene sufriendo una embestida de la Policía (por un “reclamo”... ¡salarial!) con claros tintes golpistas. El presidente boliviano afirmó que las fuerzas de seguridad estaban infiltradas por la CIA y aclaró que no enviará a las Fuerzas Armadas a reprimir porque es lo que están esperando algunos sectores para desestabilizar.
Hace unas horas, en Cadena Nacional, Cristina aportó- en consonancia- un dato más que inquietante sobre la situación que se vivió en Chubut hace algunos días: "Hay un entrelazamiento de intereses sindicales, políticos, de bandas. Lo que me explicó el señor Secretario de Seguridad, Berni, es que se estaba buscando que Gendarmería entrara a sangre y fuego para producir un evento que desestabilizara al Gobierno y a las instituciones".
En ese contexto- cuando aparecen en Latinoamérica novedosas formas de golpes de estado a los gobiernos populares- Moyano ratifica la movilización a Plaza de Mayo. Es por eso que, le guste o no al hombre que quiso ser Lula y no le dio el piné, se trata de una movida destituyente. De la que sacarán provecho, nuevamente, como siempre, los sectores golpistas, neoliberales, oligárquicos, antisindicales y antipopulares.
Moyano ha decidido jugar ahí, con el visto bueno de los enemigos de siempre y el peligro de ser la punta de lanza en una embestida contra un gobierno nacional y popular.
La historia lo juzgará. El pueblo, seguramente, ya lo ha hecho.

1 comentario:

  1. Muy bueno el posteo, una lastima lo de Moyano, seguramente hay equivocaciones de ambos lados, pero no se puede saltar la raya y jugar en el equipo del verdadero enemigo, creo que la CGT extraña al Bocha.
    Un abrazo
    Javier

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